Buenos
Aires es una ciudad de librerías. Grandes y lujosas en las avenidas
importantes, o especializadas en ofertas, o de viejo escondidas en los
barrios, su atractivo para el turista se encuentra en la historia que
representan y en el espacio de cultura y relax que ofrecen. Otra
característica de interés de muchas librerías porteñas es que se alojan
en edificios de valor patrimonial.
Recorrer las librerías de Buenos Aires, buscar en sus estantes,
conversar con sus libreros es una forma de conocer y comprender la
ciudad y sus hábitos.
Muchas
librerías ofrecen espacios para la lectura con cómodos sillones o mesas
de café, espacios donde también se realizan actos culturales. Los
lectores pueden acomodarse para hojear o leer los libros que eligieron
de los estantes. El lector porteño es sofisticado: le gusta leer
clásicos pero es ávido de las novedades de la literatura contemporánea
de todas las latitudes. Actualmente, prefiere los libros de historia y
los ensayos sobre política argentina.
Las librerías de Buenos Aires no serían completamente porteñas si no
ofrecieran la atención de libreros especializados. Si bien es un oficio
en “vías de extinción” es posible encontrarlos todavía recomendando
libros de todos los argumentos, para todas las edades. Las librerías
pequeñas muchas veces son atendidas por sus dueños. Los libreros
asesoran y recorren estantes y pasillos en busca del libro que se
necesita o que se desea.
De todos modos, incluso sin la ayuda del librero, para un lector del
extranjero no es difícil encontrar el título buscado, ya que las
novedades se exhiben en mesas, y en los estantes, por lo general, los
títulos están organizados por tema y en orden alfabético.
Las
zonas con mayor concentración de librerías en Buenos Aires es la
avenida Corrientes entre Callao y 9 de Julio (barrio de San Nicolás).
Hay locales de cadenas (Ghandi-Galerna, Hernández, Cúspide), grandes
tiendas (Losada, Longseller, Lorraine) y muchas, muchas otras librerías.
Varias se dedican a las ofertas y liquidación de saldos.
En las avenidas Corrientes, Santa Fe y Juramento y en los shopping
centers hay grandes librerías con las últimas publicaciones y mucho
material de interés turístico: libros de fotografías, ediciones lujosas
sobre el tango.
En Avenida de Mayo, del 500 al 1200, aproximadamente, hay algunas
librerías que venden volúmenes raros, primeras ediciones, libros
antiguos o agotados, manuscritos, etc.
En la zona que se extiende desde Suipacha y Corrientes en dirección a la
plaza San Martín hay librerías elegantes atendidas por los libreros más
dedicados, como la Librería Casares.
Para los que prefieren investigar las mesas de saldos, las ferias
—principalmente en Parque Centenario, Parque Rivadavia o Plaza Italia—
son una excelente opción para conseguir buenos ejemplares —nuevos o
usados— a bajos precios, tanto de libros como de revistas.
En los barrios de San Telmo y Palermo Viejo han abierto en los últimos años varias librerías nuevas y modernas.
1) Tiene buena luz.
2) Los libros tienen una adecuada distribución temática y alfabética.
3) El personal está compuesto por libreros... y buenos.
4) Su catálogo es amplio.
5) Tiene un espacio para la lectura y para tomar un café.
6) Ofrece buenas ofertas.
7) Organiza actos culturales, presentaciones, charlas, muestras.
8) Su vidriera es atractiva y clara.
9) Tiene una buena señalética para poder orientarse mejor.
10) Encontraste el libro que buscabas.
Según Domingo Buonocuore, hacia 1750 se instalaron los primeros mercaderes de libros en Buenos Aires. Se trataba de tiendas que, además de otras mercaderías, como alimentos y medicinas, vendían libros. Uno de ellos era La botica del colegio, ubicada en la actual esquina de Alsina y Bolívar. Sus clientes eran los alumnos y profesores del Real Colegio de San Carlos, hoy Colegio Nacional Buenos Aires. En la misma esquina funciona hoy en día la Librería de Ávila, el único comercio en la ciudad que conserva ubicación y rubro desde tiempos coloniales.
El mercado librero crecía constantemente. Se importaban cada vez más libros, sobre todo de Francia. En 1830, la botica de Bolívar y Alsina se convirtió en la Librería del colegio. En 1833, Marcos Sastre abrió la Librería argentina, que atendería personalmente hasta 1837. Allí incorporó un gabinete de lectura donde, por una cuota mensual, era posible leer libros o retirarlos en préstamo. Fue conocido como el Salón literario de Marcos Sastre. En 1852, Benito Hortelano creó la librería Hispano argentina, que se convirtió en la librería de moda de la época.
Buenos Aires siguió configurando su importancia como ciudad de la cultura y las artes. Se convirtió en el lugar elegido por exiliados de la guerra civil española, que trajeron su literatura. Así, se abrieron importantes editoriales y famosas librerías, como la Librería de la ciudad, visitada frecuentemente por Jorge Luis Borges, o El Ateneo-Gran Splendid, una lujosa librería de la avenida Santa Fe que se levanta en el edificio de un antiguo cine.